martes, 17 de marzo de 2009

3.4-Resistir en la Sociedad del Riesgo

El término posmodernidad es una de las formas con las que se denomina la sociedad que se empieza a desarrollar a partir del último tercio del siglo XX. Este concepto supone una ruptura con la etapa anterior, la Modernidad, el surgimiento de caracteristicas nuevas y que dan lugar a una ruptura. Pero otros sociólogos, como por ejemplo Anthony Giddens y Ulrich Beck, piensan que no se ha dado un nacimiento de un nuevo paradigma, sino que se trata mas bien de una evolución. En este sentido, Giddens habla de Radicalización de la Modernidad, y Beck de la Modernidad reflexiva.

A continuación repasaremos las posibilidades de contrapoder que existen según el análisis de la sociedad que desarrolló Ulrich Beck, en su descripción de lo que también llama la Sociedad del Riego. La modernidad como proyecto de sociedad tenía como premisas la Razón y el Orden. La Modernidad nace, pues, cuando surge la necesidad de controlar la ambivalencia y el desorden, cuando se hace necesaria la dirección e ingenieria social para mantener ese orden, lo que derivara en lo que Foucault llamará las tecnologías de poder y gubernamentalización.

Giddens plantea que la vida social moderna se basa en el constante examen de las prácticas sociales y reformadas a la luz de la información que resulta de ese análisis. Eso exige también el conocimiento continuo acerca de la naturaleza y las tecnologías para ejercer el control (Giddens, Consecuencias de la modernidad, pag 58, Alianza,). Pero la radicalización de esa razón reflexiva también acaba por cuestionar la misma certeza dogmática de la Razón.

Beck, siguiendo a Giddens, piensa que las pautas colectivas de vida de la que se denomina Primera Modernidad, el progreso y la controlabilidad, el pleno empleo y la explotación de la naturaleza típicas, han quedado ahora socavadas por cinco procesos interrelacionados que, para Beck, dan lugar a la Segunda Modernidad: la globalización, la individualización, la revolución de géneros, el subempleo y los riesgos globales (Beck, La Sociedad del Riesgo, Paidos, 2002). El reto de esta segunda modernidad es hacer frente a todos estos desafíos. El autor enfatiza que no se trata de posmodernidad, sino una evolución de la Modernidad, una transición hacia otro lugar aún indeterminado.

Lo que nos interesa aquí es sobre todo cómo desarrollar la resistencia en estas condiciones nuevas que aparecen en la transformación del mundo. Beck define como Sociedad del Riesgo Global el periodo en el que estamos, donde las certidumbres que la modernidad ofrecía se derrumban, empezando por la soberanía de los Estados-Nación territoriales, los derechos laborales del fordismo, la seguridad que daba pertenecer al colectivo de la ciudadanía y los derechos que otorgaba, y la crisis ecológica producida por la sobreexplotación de la Naturaleza en pos del ideal del crecimiento perpetuo del Progreso, la caída de esos mitos da lugar a una crisis de la seguridad del sujeto, a un mundo en que los cambios y la crisis permanente da una sensación interesada y constante de inseguridad, de riesgo.

Hoy los riesgos se han convertido en una de las principales fuerzas de movilización política, sustituyendo a las tradicionales referidas a las desigualdades asociadas a la clase, la raza y el género. Vivimos en una era de riesgo que es global, individualista y más moral de lo que suponemos. La ética de la autorrealización y logro individual es la corriente más poderosa de la sociedad occidental moderna. Elegir, decidir y configurar individuos que aspiran a ser autores de su vida, creadores de su identidad, son las características de nuestra era.

El debilitamiento de los Estados-Nación modernos,, la falta de referentes, la sensación de desprotección, las transformaciones en el mundo del trabajo, las tecnologías de la información y la globalización entre otras cosas, derivan en una transformación en las identidades. El proceso que Beck llama individualización supone que las personas se vuelcan sobre sí mismas y la identidad se construye permanentemente en un proceso reflexivo frente a una multiplicidad de opciones. El Estado deja de ser el referente de identidad principal y la relación entre Estado y Sociedad se debilita, existe una separación real entre Estado y Sociedad.

El proceso de ·individualización supone que cada sujeto está solo en busca de sus propias justificaciones, es su responsabilidad lograr la socialización, la integración identitaria en el grupo. De este modo por un lado se fragmenta y se desgaja del colectivo, y por otro lado recibe desde las instituciones de reproducción social los estándares de comportamiento que tiene que interiorizar o asumir desde su soledad referencial. Esta soledad y fragilidad hacen que, sumados a los riesgos ecológicos derivados de la hiperproductividad, los consiguientes a la aparición del postfordismo y su desregularización de las condiciones laborales, la perdida de soberanía de los Estados territoriales que transmiten identidad, y del cambio del rol de productor como centro de la biografía al de consumidor, según su capacidad de compra, el individuo viva en permanente necesidad de enfrentarse al riesgo, a una sensación de inseguridad sin pausa.

Como explica Guillermo Renduelles, “La psiquiatría ha heredado esta función de guía individual en una sociedad de riesgos en la que hay que renunciar a la continuidad vital con la que se hila el tejido social para acudir allí donde ordene esa catástrofe llamada economía” (VV.AA., Penar y Resistir, Circulo de Bellas Artes, 2006: 61)

Este alejamiento de la sociedad civil de las instituciones y de la politica tradicional hace que la política deje de ser monopolio del Estado. Este se ve presionado desde arriba por la globalización y por abajo desde la individualización y la explosión de la multiplicidad de identidades. El Estado, para Beck, continua funcionando bajo los parámetros de la sociedad industrial mientras que la sociedad civil se enfrenta a cambios que provocan que las personas se hagan cargo de sus propia biografía.

Por todo ello, y en palabras del propio Beck,

“lo político irrumpe y brota más allá de las responsabilidades formales y las jerarquías, y esto es ignorado justamente por aquellos que equiparan la politica con el Estado, con el sistema politico, con las responsabilidades formales y las carreras políticas” (Beck, La invención de lo político, pag.135)

Es decir, lo politico sale de la esfera del Estado y se traslada a la Sociedad. Ese traslado lo describe Ulrico Beck en su libro La invención de lo político, donde hace hincapié en que ahora el núcleo de las decisiones escapa de la esfera del Estado. Se va a dar paso a una nueva forma de hacer política donde el Estado ya no constituye el único centro de toma de decisiones y donde lo no politico adquiere fuerza a través de lo que Beck llamara Subpoliticas. La subpolitica tiene que ver con la vuelta de la politica hacia la sociedad civil, con la estructuración de la sociedad desde abajo, y como refugio ante el no funcionamiento del mercado en la materia social que antes garantizaban los Estados.

El concepto de Subpolítica se refiere a la política al margen y más allá de las instituciones representativas del sistema político de los Estados-nación. Centra la atención en los signos de una autorganización (en última instancia global) de la política que tiende a poner en movimiento todas las áreas de la sociedad. La subpolítica quiere decir política “directa”,es decir, la participación individual en las decisiones políticas, sorteando las instituciones de la formación representativa de la opinión (partidos políticos, parlamento). En otras palabras, Subpolítica quiere decir la política para configurar la sociedad desde abajo. A su vez rompe los límites de lo político porque hace que la política tradicional se flexibilice y cree lazos con la opinión pública, con los grupos que se enfrentan unidos al riesgo desde los márgenes (Beck, La sociedad del riesgo, Paidos, 2002).

Lo Subpolítico habla del resurgimiento de la capacidad de autoorganización.. Los individuos retornan al núcleo de lo político y surgen nuevas formas autoorganizadas, y una nueva subjetividad política. De este modo, “el fenómeno socialmente más sorprendente, deslumbrante, pero menos comprendido de los años ochenta es el inesperado renacimiento de una subjetividad política –fuera y dentro de las instituciones-. En este sentido no es exagerado decir que las iniciativas ciudadanas han tomado el poder temáticamente.” (Beck, La invención de lo politico, pag 136)

Esta situación hace que se tiendan a construir comunidades de riesgo, a nivel transnacional o a nivel comunitario en el sentido de identidad de luchas individuales. Estos movimientos crean una especie de partidos mundiales, en lucha para enfrentarse a riesgos diversos y compartidos. Por ejemplo, el ecologismo, que sembraría grupos de lucha común tanto a nivel de partido y organización política,
como a nivel de grupos ciudadanos preocupados por el problema concreto.

En resumen, lo subpolítico se diferencia de lo politico por dos puntos:

1)los actores aparecen fuera del sistema político corporativo, del mundo de los partidos y los grupos tradicionales organizados.

2)No sólo los actores colectivos sino tambien los individuos compiten por el poder de estructuración de lo político.

En definitiva, ya no existe un centro de poder político donde se toman las decisiones políticas, sino que se encuentran múltiples espacios donde se desarrolla la política. Asi Beck habla de subpolitica técnica, subpolítica económica, la subpolitica médica, etc…(Beck, La sociedad del riesgo, 2002) Esta fragmentación de la toma de decisiones tiene una consecuencia importante en la sociedad: las decisiones muchas veces se toman sin reflexionar sobre las consecuencias. Ya que quien toma la decisión es invisible, tiene una localización difusa, y muchas veces aquella se toma sin conciencia de las consecuencias.

Esto es lo que dará lugar a la Sociedad del riesgo, donde los cambios en materia tecnológica y el crecimiento económico irán a más velocidad que el desarrollo de lo social y cultural. La tecnología ha sido vaciada de todo carácter social, dejando sus beneficios en manos de solo unos pocos y, sin embargo, abriendo la amenaza del riesgo de sus consecuencias a la gran mayoria de la población.

Ante esto, Beck cree necesario que los Estados se readapten a los nuevos tiempos y a la multiciplicidad de centros de decisión y sirvan de legitimadores de las decisiones tecnológicas en pos del bien comun, y no del simple beneficio económico. Tienen que convertirse en un canal a través del cual los individuos puedan hacerse con el control tanto de sus propias vidas como también de la sociedad, permitiendo que el desarrollo tecnológico este al servicio de la comunidad y que conlleve un desarrollo no solo económico, sino también social y cultural.

Por lo tanto, en la modernidad tardía tiene lugar una reinvención de lo político, donde el paso de la toma de decisiones políticas a la Sociedad tiene dos consecuencias diferenciadas:

1) La toma de decisiones desde la esfera del poder económico hace que la tecnología olvide tener en cuenta lo social, lo ético y lo cultural y eso de lugar a avances que provocan situaciones de riesgo que, al contrario del reparto de beneficios, afecta a toda la población.

2) Que las personas accedan también a la posibilidad de participar en la lucha por decidir la agenda política, desde su individualidad e igualmente colectivamente a través de grupos subpolíticos.

Precisamente esta segunda opción es donde se da la capacidad de resistencia del individuo, con su capacidad de organización múltiple, desde la ruptura de los anclajes identitarios que daban certeza a los ciudadanos de las decisiones de sus Estados, de sus valores, ruptura que da lugar a una asunción de la obligación de autoconstruirse por obligación, de hacerse cargo de la propia biografía. Ahora esa soledad en la justificación de la propia existencia, lo que Beck llama Individualizacion y que será la base de la Subpolítica o Infrapolitica (lo que hay por debajo de la política), hace que tengamos la posibilidad de fomentar uno de sus dos componentes, por un lado tomar en nuestras manos la gestion de nuestra propia biografía, de nuestras decisiones políticas personales; y por otro, el surgimiento de nuevas formas de vida y de tecnologías de poder a las que tenemos que referirnos al actuar.

Es decir que, por un lado, y en palabras del propio Beck,

“Una vez mas: la individualización no esta basada en la libre decisión de los individuos. Para usar los términos de Sartre, las personas están condenadas a la individualización. La individualización es una compulsión, una compulsión paradójica para la construcción, autoformación, autoescenificación, no sólo de la propia biografía también de sus conexiones y redes, y esto en el intercambio de las preferencias, de las decisiones y fases de la vida, ciertamente: sujeta a condiciones y modelos que enmarcan el Estado social, como el sistema educativo (la adquisición de certificados), el mercado de trabajo, el derecho social y laboral, el mercado de viviendas, etc… También la familia y el matrimonio tradicional se vuelven dependientes de las decisiones, y tienen que ser vividos con todas sus contradicciones como un riesgo personal” (Beck, Invencion de lo politico, 131).

Asi, el individuo está condenado a decidir su propio camino y a aceptar la angustia de tomar las decisiones correctas en relación a los modelos institucionales y de comportamiento de la sociedad en la que vive, y a los que está atado. Por otro lado, sin embargo, esa necesidad de hacerse a sí mismo deja un hueco para la conversión del individuo en agencia, en actor político., debido a la ruptura en las fronteras de lo político y lo no politico, y a la perdida por parte de los Estados de capacidad de monopolizar la agenda y las decisiones.

En este sentido, el individuo puede elegir apoyar con sus actos alguna de las múltiples propuestas colectivas de resistencia (movimientos sociales ecologistas, como Greenpeace en campañas contra multinacionales, o campañas lingüísticas de fomento de idiomas locales frente a los globales –llevar a un hijo a una ikastola lejana para apoyar el euskera, por ejemplo), o incidir individualmente mediante actuaciones personales o en la creación de grupos autoorganizados.

Por lo tanto, la resistencia posible en Beck tiene algo que ver con las propuestas de Althusser o Negri en cuanto a la respuesta de contrapoder molecular, autoorganizado, apegado a las actuaciones en el territorio pero con vocación de actuación en el poder hacia arriba, desde abajo, para recuperar la capacidad de acción política democrática de la multiplicidad de movimientos sociales de mayor o menor tamaño. La fragmentación y la caída de las seguridades y los dogmas de la modernidad acaban con todas las certezas pero abren a la vez el camino a nuevas construcciones desde lo local, desde lo individual, frente a los intentos de mantener los mitos del pasado en un mundo nuevo. Los intentos de justificar el poder globalizado y multinacional, el poder difuso y con criterios meramente económicos bajo la idea casi sagrada del beneficio, chocan con las consecuencias de la Razón que se cuestiona a si misma: la duda y el escepticismo que todo lo duda a todos los niveles, incluso el de los individuos.

En este sentido, podemos terminar con las palabras de Paul Barry Clarke (Ser ciudadano, Sequitur, 1999, pag. 161),

“El mundo hacia el que nos encaminamos es un mundo fracturado de múltiples maneras; sus meta-relatos se han desplomado, sus viejas ideologías yacen desacreditadas y sus antiguas certezas se han convertido en nuevas incertidumbres. El proclamado fin de la historia no es sino el fin de una determinada visión de la historia: la hegemónica. Este fin no acaba con toda la historia. Antes al contrario, da paso a múltiples historias cada una de las cuales trae al mundo, o a los mundos, una pluralidad de voces que parecen tener algo que decir. Nace así una nueva pluralidad ético-política que recrea el inicio , el momento de apertura, de la política. Lo acontecido con la torre de Babel fue antes una suerte que una desgracia. La existencia de distintas voces e idiomas es el fons et origo de una humanidad, vitalizada y no falsamente universalizada, portadora de la posibilidad de la politica y de la ética. La politica atraviesa por su peor momento cuando solo hay una voz y el mejor cuando son muchas las voces que en el foro pueden escucharse.”

1 comentario:

  1. En su ensayo de Ulrich Beck, la individualización,sera la base de subpolítico o infrapolítica lo que hay por debajo, que fomentemos, por un lado tomar en nuestras manos la gestión de nuestra propia biografía

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